Cuando vamos a viajar por vacaciones,
negocios, estudios o cualquier otro motivo, hacemos una serie de preparativos
que nos ayudan a garantizar el tipo de experiencia que buscamos. De igual
manera, debemos hacer preparativos para lograr el aprendizaje de un idioma.
En esta oportunidad veremos cómo prepararnos
para ese viaje. Lo primero y, tal vez, lo más importante es tener presente que
éste no será un viaje corto; por lo cual lo más prudente es tener objetivos a
mediano y largo plazo que nos ayuden a tener un horizonte claro. Una vez los
tengamos definidos, los dividimos en pequeños objetivos a corto plazo para
mantenernos motivados y mejorar nuestro desempeño. Los expertos han demostrado
que de esa manera aprendemos más eficientemente, evitando frustraciones que se
puedan convertir en obstáculos permanentes.
No es raro encontrar personas que inician el
estudio de un idioma, tienen un cierto avance, y luego lo dejan de lado por
diversas causas (desmotivación, falta de tiempo, falta de oportunidades, etc.)
Luego de un tiempo, esas mismas personas intentan retomar y se desmotivan aún
más pues les cuesta trabajo recordar lo aprendido anteriormente.
Tales casos se presentan ya que esas personas no afianzaron lo que
aprendieron lo suficiente en su primer intento. Un idioma no sólo es una
cantidad de palabras, reglas e información a memorizar. Al aprender un idioma,
se desarrollan ciertas habilidades lingüísticas y de otras índoles que
requieren de práctica y refuerzo constante para lograr un buen afianzamiento de
lo aprendido. Está comprobado que quienes no alcanzan un nivel intermedio en el
uso de un idioma tienden a olvidar lo aprendido fácilmente o simplemente lo
recuerdan pero no lo pueden usar.
Sin embargo, he aquí la solución:
1. Creen
una rutina. Practiquen en un horario, lugar y atmósfera apropiados tan seguido como puedan. Asegúrense de ser
constantes en su esfuerzo. De no ser posible practicar a diario, háganlo por lo
menos 3 o 4 veces por semana.
2. Tengan
sesiones cortas pero seguidas. Es mejor estudiar / practicar un poco cada
vez que mucho de vez en cuando. Recuerden que el viaje nos es corto.
3.
Varíen las actividades con frecuencia. Así todo se torna más interesante y
tienen más oportunidades de hacer la práctica que más les gusta (lectura,
música, televisión, conversación, etc.) No por ser rutinarias, tienen que ser aburridas.
4. Aseguren
su avance. Refuercen lo que están estudiando tantas veces como sea
necesario. Sólo así lograrán afianzar lo que aprendan. El hecho de entender
algo, no es garantía de haberlo aprendido ni de poder manejarlo.
5. Hagan
del idioma parte de su vida diaria. Rodéense de él y aprovechen cada
oportunidad de práctica. Hay momentos de ocio que son oportunidades potenciales;
no las desperdicien.
Tip: Empiecen a explorar las páginas de apoyo que están en la barra de menú.
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